Un grupo de ciudadanos del barrio St. Pauli, en Hamburgo, Alemania, aplicó pintura repelente al agua en dos edificios en donde los borrachos de la zona suelen orinan. De esta manera, si alguno llega a orinar la pared, el chorro de pis les volverá a ellos mismos.

Aunque la pintura no es barata, ya que cuesta alrededor de 520 dólares proteger un área de seis metros cuadrados, los habitantes de la zona creen que ya existe un efecto positivo de su iniciativa.

Los residentes organizados de la zona creen que la situación mejorará drásticamente,  en cuanto a la suciedad y los malos olores, por lo cual seguirán implementando soluciones alternas a esta problemática en Alemania.