Michael Smith, de Norridgewock, Maine, había salido de su casa para decirle a un equipo de remoción de árboles que abandonaran su propiedad ya que trabaja de noche y hacían mucho ruido.


El problema fue que Smith llevaba el torso descubierto, y uno de los trabajadores creyó ver un arma metida en los pantalones del dueño de la casa, por lo que llamó a la Policía.


Smith, que tiene varios tatuajes, volvió a la cama, y cuando se despertó la Policía estaba afuera de su casa gritándole desde un altavoz que saliera por la puerta.


De acuerdo con el Press Herald, cuando se le preguntó si tenía armas con él, Smith dijo que tenía una pistola consigo todo el tiempo, la que tenía tatuada.


La pistola que había visto el trabajador no era más que un tatuaje de tamaño natural que Smith tiene en su cuerpo, quien dijo que esta fue la primera vez que su pistola le había causado problemas.