Medio millón de piezas de Lego, dieciocho meses de trabajo y 60.000 dólares de inversión, le costó a un joven rumano construir un automóvil de tamaño real que funciona con aire comprimido y es capaz de circular a 25 kilómetros por hora.


La historia comienza con el pequeño Ferrari rojo de Lego que Raul Oaida tenía desde que era un niño. "Contemplando el Ferrari, me pregunté por qué no podría hacer un coche de tamaño real. A partir de ese momento, me puse manos a la obra para hacerlo realidad", contó el joven, que no tiene ningún conocimiento en mecánica.


Su coche, bautizado como "Super Awesome Microject", se desplaza gracias a un sistema de cuatro motores con 265 pistones, construido exclusivamente con piezas de Lego.


Con la excepción de los neumáticos, los indicadores y los amortiguadores, el vehículo, está enteramente elaborado con los famosos bloques de plástico.