Un hombre en Connecticut decidió demandar a una reconocida empresa de sopas por comercializar aquellas que vienen con fideos que tienen forma de letritas. Son letras con las que los niños suelen jugar armando palabras en su cuchara. El argumento de este desquiciado es que "no se juega con la comida".

Los policías que tuvieron que escuchar la denuncia no salían de su asombro ante el grado de "conservadurismo extremo" de este hombre de 60 años que exigía que le acepten su reclamo ante la justicia.

No hace falta aclarar que la denuncia claramente fue desestimada por la justicia local y lo mandaron al hombre a tomarse una sopa de caracolitos.