Cuando era chico, David Good era cuestionado por sus amigos sobre el paradero de su madre, y él siempre contestaba que había muerto en un accidente automovilístico, según informa el New York Post en una extensa nota dedicada a la emotiva historia que empezó en la selva amazónica venezolana en 1975,


Su padre, Ken, no lo entendía y le preguntaba: "¿Por qué no les dices que tu madre es venezolana y que tus padres están divorciados?".


Pero David tenía una razón: "No quería que mis amigos supieran que mi madre era una mujer que anda por la selva desnuda y come tarántulas", explica David actualmente, y añade: "No quería que supieran que soy mestizo. Y fue mi venganza, porque yo estaba enojado porque ella me había abandonado. Así que solo quería seguir contando la historia de que estaba muerta".


La madre de David, cuya edad se desconoce, nació y se crío en la selva, en una tribu venezolana llamada yanomami. El lugar es una aldea remota a la que nunca llegan los turistas. No tiene electricidad, agua corriente, calles asfaltadas ni un lenguaje escrito. Tampoco hay negocios, ni plata, ni medicamentos.

El padre de David, Kenneth Good, era un estudiante de antropología de la Universidad de Pensilvania que bajo la tutela del eminente científico Napoleon Chagnon -quien en sus estudios describe a los yanomami como una tribu de guerreros sedientos de sangre-, hizo su primer viaje a la Amazonía en 1975 y se instaló en una pequeña choza a corta distancia del poblado de Hasupuweteri.


Good decidió acercarse a la cultura de los yanomamis. Allí se instaló en el 'shapono', la vivienda colectiva típica de la comunidad, donde observó tantos rituales como pudo. Además, acompañó a los miembros de la tribu en caminatas y cacerías, hasta que un día, en 1978, el jefe de Hasupuweteri le hizo a Good una propuesta: "He estado pensando que deberías tener una esposa. No es bueno que vivas solo", escribió Kenneth Good en sus memorias publicadas en 1991. El jefe tribal le dijo: "Toma a Yarima. Te va a gustar". Yarima era la hermana del jefe, pero era una niña de no más de 12 años. Good tenía 36.


En 1991, Kenneth -quien por razones de trabajo pasaba poco tiempo con su familia, que en aquel momento incluía a su hija Vanessa y al recién nacido David—, regresó a la Amazonía para filmar un documental. Una vez en su tierra natal, Yarima dijo a Kenneth que no iba a volver a Estados Unidos, y aceptó que el padre se llevara a los nenes.


Así pasaron 20 años, durante las cuales David no vio a su madre hasta que en 2011 sintió que tenía que ir a buscarla. La encontró ese mismo año y se reunió con sus otros hermanos. Ahora, tras varios años y varias visitas a su tierra natal, el joven de 28 años dice querer ser un yanomami y "caminar por la selva junto con ellos".

El 24 de mayo de 2014, David partió en su primer viaje oficial a la tierra de los yanomamis, como representante de una organización llamada The Good Project, que tiene como objetivo ayudar a comunidades indígenas a adaptarse a la economía de mercado, un proceso que considera inevitable.


David realizó el viaje con cuatro estudiantes para ayudar a dos tribus: los cabecar y los yanomamis, con la intención de conseguir ropa y medicinas.