Richard Chester, de 46 años, compró una Nintendo 3DS para su hija en una tienda de segunda mano, y se llevó un gran susto al prenderla por la cantidad de pornografía guardad en la memoria, que de seguro pertenecía al dueño anterior.

“Estaba enojado, me sorprendió. No esperaba encontrar eso. El propietario anterior debería haber borrado todo antes de vender el dispositivo”, dijo Richard, residente de Plymouth, Inglaterra.

El local de compra y venta no hizo ningún comentario sobre el incidente.