Ashley Nikole Weir, de 31 años, podría ser condenada a tres años de cárcel por emborracharse y permitir que sus tres hijos, de 9, 10 y 13 años, se hagan un tatuaje.

Los menores fueron tatuados en su casa, ubicada en Texas, Estados Unidos, por un hombre que había sido condenado por abuso sexual, según informó el portal Mi SA.

El caso fue descubierto luego de que uno de los chicos llamara a su padre, que está separado de Ashley, para decirle que tenía una sorpresa que no le iba a gustar.

Todos los chicos fueron tatuados en el tobillo. El de 13 años recibió una cruz, la nena de 10 una cruz y un símbolo de infinito, y la de 9 un corazón con una flecha atravesada.