Alexandra Allen, proveniente de la localidad estadounidense de Utah, sufre de una rara alergia al agua conocida como urticaria acuagénica. Esto mantiene a la joven alejada de los lagos o piletas, ya que tan solo el hecho de sumergirse bajo el agua le produciría una gran irritación en la piel.

La joven vivió su primer episodio alérgico hace algunos años después de nadar en una pileta. En un principio su madre creyó que había tenido una reacción al cloro y con un medicamento antihistamínico resolvió el malestar.

Poco después volvió a estar mal luego de nadar en un lago famoso por la claridad y limpieza de su agua, y volvió a salir con lesiones dolorosas.

Buscando en internet, Allen encontró una página que hablaba de la urticaria acuagénica. Luego, al comentarle a su dermatólogo sobre la posibilidad de padecer ese tipo de alergia, este coincidió con el diagnóstico.

A partir de entonces fue sometida a una serie de pruebas, donde una de ellas era sumergirse en una bañera. Allí reconoció sentirse "torturada".


De la urticaria acuagénica se conoce muy poco y algunos médicos creen que su origen puede estar en que las glándulas sudoríparas producen una toxina que desencadena la respuesta alérgica. Solo existen unos 50 casos en todo el mundo.

Allen, por su parte, está preocupada porque es degenerativa, lo que significa que empeora con el tiempo y la exposición repetida al agua.