La presidenta de Brasil y candidata del Partido de los Trabajadores (PT), Dilma Rousseff, y su rival para el balotaje del domingo, Aécio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), se enfrentaron en el último debate televisivo que realizó TV Globo, que cerró la durísima campaña electoral rumbo a la segunda vuelta.

Según informa la agencia Telam, el debate, que comenzó 21.10 horas de la Argentina, fue compuesto por cuatro bloques en los que los dos candidatos se hicieron y respondieron preguntas, además de intentar despejar dudas a los “indecisos”.

Ya en el primer bloque, ambos mostraron astucia para hacer tropezar al otro, mediante acusaciones sobre diversos asuntos. Neves comenzó preguntando sobre la tapa de la revista Veja, que acusó a Rousseff y Lula da Silva como cómplices del escándalo de corrupción en la petrolera Petrobras.

La mandataria respondió que está “indignada” con las mentiras de esa revista, acusó a la publicación de profundizar una campaña de calumnias contra ella, y remarcó que la misma no presentó ningún documento que atestigüe la denuncia.

“Es un intento de golpe electoral. Pero el pueblo no es bobo y sabe que esta información está manipulada, porque no se ha presentado ninguna prueba, y estoy segura que el domingo demostrará su indignación por el voto, derrotando a su candidatura", dijo.

De saco rojo y pantalón negro, la presidenta se mostró tranquila ante los ataques del senador opositor, que sonriente y de traje gris, intentó llevar el resto de las preguntas al plano económico, acusando al gobierno petista de una suba en la inflación.

En el segundo bloque los dos candidatos se sometieron a las preguntas de los denominados “indecisos”, gente sorteada del público que formuló preguntas para que respondieran la petista y el socialdemócrata.

Entre los temas consultados por los “indecisos” surgieron la inflación, las drogas, la educación y la seguridad y ambos intentaron convencer al elector arrojando números que parecían confundir aún más al “indeciso”, que en la mayoría de los casos permanecía serio mirando a uno y a otro.

Ya en el tercer bloque volvieron a cruzarse por temas de fondo como la reforma política, la crisis del agua en San Pablo, y el caso Mensalao, cuando nuevamente se impuso el debate sobre la corrupción.

"Hay una forma sencilla de eliminar la corrupción en Brasil: sacar del poder al PT", disparó Neves, mientras que Rousseff sostuvo que múltiples escándalos durante el gobierno de Fernando Henrique Cardoso, del PSDB (1995-2002) no fueron apropiadamente investigados, lo que permitió que los responsables de las irregularidades sigan "todos en libertad".

Al mismo tiempo, la mandataria aseguró que dictará nuevas medidas para volver más rígidas las leyes brasileñas contra la corrupción: "Tengo un orgullo en mi vida: nunca transigí con corruptos o con la corrupción. Duela a quien le duela condenaré a los corruptos".

En cuanto a la reforma política, el tucano mencionó estar a su favor para terminar con la reelección, lo que fue relativizado por Rousseff al contestarle que estaba convencida de que él “no tenía ningún interés en la reforma política”.

“La reforma política no es la reelección, candidato, sino el fin del financiamiento empresarial a las campañas, eso es una vergüenza. Eso y más paridad para las mujeres, pero no se limita a la reelección o no”, disparó la presidenta.

Por último tuvieron un minuto y medio para hablarle a todo Brasil. Rousseff apeló al país que “quiere crecer, mejorar la vida”. “Dejo aquí mi palabra, hicimos tanto para mejorarles la calidad de vida que no vamos a dejar que nadie tire lo que conquistamos. No vamos a permitir que eso vuelva a atrás”, concluyó.

Neves dijo que llegó al final de la campaña “de pie”. “Soy un candidato del cambio, de cambio de valores”, y mencionó a su abuelo, Tancredo Neves, quien fue elegido para presidente cuando finalizó la dictadura pero no llegó a asumir.