Tras el fracaso de las negociaciones con sus acreedores internacionales, los griegos vivieron hoy una jornada de incertidumbre, marcada por largas colas frente a cajeros automáticos por temor a un posible corralito y el inicio de una campaña para definir en un referéndum el próximo domingo si el país aceptará o no más ajuste.

En un discurso televisado, el primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras, anunció que los bancos griegos no abrirán sus puertas mañana lunes, adelantó que se tomarán medidas de control de capitales a pedido del Banco Central griego, y destacó que los depósitos, las jubilaciones y los salarios "están garantizados".


El premier acusó al Eurogrupo de "chantajear" al pueblo griego al rechazar una nueva prórroga de unos días antes del referéndum del próximo domingo, en el que la sociedad helena decidirá si acepta o no las medidas de ajuste que demandan los acreedores internacionales para liberar fondos que permitan a Atenas pagar sus compromisos de deuda y mantener la liquidez de sus bancos.


"La negativa de la prórroga conlleva medidas de restricciones bancarias en la retirada de depósitos", afirmó Tsipras, quien además informó que volvió a pedir al Consejo Europeo una prórroga de unos días, según informó la agencia de noticias EFE.


El Consejo Europeo es el órgano de la Unión Europea que nuclea a todos los jefes de Estado y gobierno de la Unión Europea (UE) y al líder de la Comisión Europea, el poder ejecutivo de la UE.


"Ellos son los que pueden tumbar la decisión del Eurogrupo y permitir al Banco Central Europeo (BCE) que siga apoyando a la banca griega", dijo Tsipras.


El premier fue contundente al culpar al Eurogrupo de haber provocado que el BCE no haya aumentado hoy el límite de créditos que pueden pedir prestados los bancos griegos para garantizar su liquidez y mantenerse abiertos.


El BCE, una de las tres instituciones acreedoras de Grecia, anunció que mantendrá los fondos de emergencia para garantizar la liquidez de los bancos helenos, pero solamente al mismo nivel que el viernes pasado.


Durante la última semana, el BCE fue ajustando sus préstamos de emergencia a Grecia casi de manera diaria, para adaptarse a los vaivenes que provocaban los momentos de optimismo y pesimismo después de cada reunión entre el gobierno de Tsipras y los acreedores en Bruselas.


Sin embargo, ayer el Eurogrupo respondió a la decisión de Atenas de dejar la decisión final sobre un acuerdo con sus acreedores al pueblo griego a través de un referéndum con un rechazo rotundo a cualquier prórroga del acuerdo vigente con Grecia.

El 30 de junio vence el plan de asistencia financiera de los acreedores y desaparece la posibilidad de recibir los 7.200 millones de euros que le quedaban por recibir al país en crisis y con los que podría pagar los próximos vencimientos de deuda.


Por eso, la ruptura de las negociaciones con el Eurogrupo provocaron una fuerte corrida bancaria en Grecia y reavivaron los rumores sobre una posible salida de Atenas de la euro zona, ya que este martes, el país estaría al borde de entrar el default.