En agosto, la policía de Brasil emitía una orden de captura contra Lidiane Leite, la joven y bella alcaldesa del municipio de Bom Jardim, una pequeña población de 40 mil habitantes en el estado de Maranhão, al norte del país.

Según se sabía, la alcaldesa de 25 años que había sido elegida en 2012, gobernaba el municipio enviando directivas a su gabinete a través de WhatsApp desde la capital del estado, a unos 300 kilómetros de sus gobernados, donde llevaba un lujoso trajín de vida.

Acusada por un faltante de 4 millones de dólares del presupuesto municipal, que estaban destinados a educación, Leite estaba prófuga pero, finalmente, Leite se entregó a las autoridades, acompañada de sus abogados.

La joven usaba las redes sociales para presumir de su nivel de vida en la capital de Maranhao, Sao Luis, desde donde publicaba fotos en las que se la veía en fastuosas fiestas y utilizando artículos de lujo.