Los medios brasileños amanecieron el domingo con la noticia de un sangriento motín en la Penitenciaría Estatal de la ciudad de Cascavel, en el estado de Paraná.

Hasta el momento hay cuatro presos asesinados por el resto de los internos que protagonizaron la revuelta: dos de ellos fueron decapitados y otros dos arrojados del techo del penal.

Según fuentes oficiales, el 60% de la cárcel está tomada por entre 800 y 1000 presidiarios, que reclaman mejores condiciones sanitarias en uno de los establecimientos más precarios del país, al igual que denuncian abusos por parte de las autoridades carcelarias.

Luego de que irrumpieron en el techo de la cárcel, mostraron carteles con las siglas PCC (Primer Comando de la Ciudad) haciendo referencia a la organización criminal más importante de Brasil.

Entre los dos internos decapitados hay un expolicía, y los otros dos asesinados fueron lanzados desde el techo del establecimiento de unos 15 metros. Los medios locales afirmaron que los presos ultimados eran todos acusados por crímenes a menores o mujeres.

Según las primeras informaciones del lunes, todavía hay dos guardias carcelarios mantenidos como rehenes de los amotinados, por lo que se retomaron las negociaciones con los internos.

Algunos medios locales informaron que los guardiacárceles que todavía permanecen como rehenes están siendo torturados en el techo con las cabezas de los decapitados, como parte de una "tortura psicológica".