Miles de personas protestaron este domingo en grandes ciudades de Brasil para pedir la destitución de la presidenta Dilma Rousseff y contra el Partido de los Trabajadores, en manifestaciones que también expresaron apoyo al juez federal Sergio Moro, encargado de las investigación de corrupción que iniciaron la crisis política que vive el país.

Estas marchas buscan debilitar un mandato constitucional, para interrumpir el periodo de Rousseff por ser una gestión que choca con los intereses de las grandes élites.

Fue la tercera gran protesta del año contra la jefa de Estado reelecta en octubre tras manifestaciones similares en marzo y en abril. Sin embargo, este domingo la mandataria goza de una posición más fuerte.

Dilma logró decisiones favorables en el Poder Judicial y también solidificó su alianza con el presidente del Senado, Renan Calheiros, aislando así al jefe de la Cámara de Diputados, el opositor Eduardo Cunha.

La mandataria ha hecho llamados a la población a respetar los resultados de las urnas aunque indicó también que su gobierno escuchará los reclamos.

Mientras se desarrollan estas protestas, los proyectos sociales en Brasil siguen avanzando y la Jefa de Estado se encuentra profundizando una serie de medidas para levantar obras de infraestructura y fortalecer la presencia de ese país en la cooperación internacional, por lo que organizaciones populares están planeando una manifestación en apoyo al gobierno para el próximo jueves.