Gracias a un mapa confeccionado por la European Free Alliance (EFA) -una organización que reúne a las 40 regiones nacionalistas progresistas, separatistas y autonomistas en toda la Unión Europea (UE) y que también representa a las naciones sin Estado y las minorías tradicionales- podemos observar cómo las regiones separatistas cambiarían las divisiones políticas en el viejo continente.

Alemania estaría dividida de Baviera, por ejemplo, que cuenta con una población de 12 millones y medio de habitantes. Desde la incorporación de esa región en 1871, el nacionalismo bávaro ha tenido una fuerte influencia interna, sin mencionar que se trata de la mayor región del país.

El Nacionalismo Vasco en el norte de España y suroeste de Francia también están propiamente señalados -el 59 por ciento de los vascos quieren un referéndum sobre la independencia, según indicó una encuesta reciente- al igual que la Liga de los Saboya, en reclamo de la independencia de la región francesa de Saboya, con una población cerca a los 405 mil habitantes.

En Italia se destaca el Nacionalismo veneciano, movimiento que promueve el redescubrimiento del patrimonio, tradiciones, cultura e idioma de la República de Venecia, cuya existencia data del año 697, siendo una de las primeras repúblicas modernas del mundo.

Además de Escocia, en el Reino Unido también está marcada la nación de Cornwall. Los impulsores de su independencia consideran que además de tener una identidad distinta, debe ser un Estado con los mismos derechos y la autonomía política como Escocia y Gales.