La nota comienza mostrando las diferencias entre padre e hijo, según lo que dice el entorno del ingeniero: "Corre un chiste en el PRO según el cual su padre tiene tan pocas ganas de ver a su hijo presidente de Argentina que prefería morir antes de las elecciones de este domingo", en referencia a que Franco estuvo internado el fin de semana pasado por una hemorragia interna de la que se recuperó a sus 85 años.

"La personalidad algo distante de este ingeniero de 56 años con ascendencia italiana, educado entre la exclusiva élite porteña y que hoy ha sabido aglutinar a una decena de formaciones opositoras en la plataforma Cambiemos, está alejada del vigor entusiasta habitual en los líderes del kirchnerismo", describe el medio español.

En cuanto a la estrategia electoral, explican que "su perfil político se ha ido alejando progresivamente del centro derecha tradicional, hasta el punto de que la insistencia inicial en el cumplimiento de las reglas y la seguridad jurídica ha desaparecido de su discurso, reconoce a El Español Hernán Iglesias, director de Estrategia de la Fundación Pensar (el think-tank de PRO)", que explica el cambio de discurso.

"Un puntal del discurso macrista ha sido una limitación general del poder público, en línea con el pensamiento liberal que siempre le definió, a pesar de su abandono del discurso de la seguridad jurídica como valor 'imprescindible' en un país proverbialmente inestable", estima El Español.

"En un país que ha reducido la pobreza en la última década kirchnerista", continua la nota, el hijo de Franco "ha tratado de parecer un hombre común, que conoce los rigores diarios de la gente normal y anuncia como primera medida un plan de pobreza para el norte argentino".

Con respecto a su historia política, recuerda "su torpeza inicial y un escándalo en el teatro Colón le granjearon alguna humillación pública y numerosas críticas que en los últimos años se han ido templando lentamente ante sus admitidos avances en movilidad urbana (dentro de una ciudad frecuentemente intransitable) y medio ambiente, además de mejoras (discutidas) en el saneamiento de ciertas zonas marginales, considerado muy insuficiente por la mayoría de agentes sociales. La principal crítica en su contra es haber beneficiado presuntamente a los barrios más acomodados y de clase media que le apoyan".

"Cuando durante sus años de congresista fue criticado por tener uno de los niveles de absentismo parlamentario más altos, respondió que 'el Congreso es un lugar donde no existe el debate de ideas'", recuerda la nota.

Engañado por el director de Estrategia de la Fundación Pensar, el periódico asegura que "en los dos últimos años ha intentado abrirse paso como un líder regenerador, por encima de ideologías y siglas, 'un representante de la nueva política, más parecido incluso a Ciudadanos o a Podemos que al PP', arguye Iglesias".

Y continúa con las mentiras: "'Ningún gran sector nos ha apoyado, ni siquiera la prensa', afirma Hernán Iglesias. 'Mucha gente piensa que somos el candidatos de los grandes grupos económicos y no es verdad'".

"Hasta ahora, -asegura la nota- más de la mitad del país le ha aborrecido o ha desconfiado profundamente de él, su intención de voto nunca fue tan alta como ahora a nivel nacional."

También recuerdan sus inicios: "Sus 12 años como máximo responsable de Boca Juniors le hicieron muy conocido, pero su pertenencia a uno de los clanes multimillonarios más célebres del país e incluso los jugosos contratos públicos firmados por su familia con la dictadura militar entre 1976 y 1983 han afectado a su imagen".