Luego de tanta explosión y efectos especiales provenientes de los tanques hollywoodenses que suelen inundar las carteleras a diario (y que no podemos negar que atraen y mucho), un poco de cine nacional siempre es positivo, y oxigena con historias más nuestras. Se trata de “Choele”, película argentina que participó de la Competencia Latinoamericana del Festival de Cine de Mar del Plata en 2013.

Todo transcurre en un pequeño pueblo de la Patagonia, donde un preadolescente comienza a experimentar sus primeros acercamientos con el sexo opuesto. El joven viaja a Choele Choel a pasar unos días de verano junto a su padre, donde descubrirá que la habitación donde solía dormir durante sus visitas, está ocupada por una hermosa mujer de la cual se enamora, sin saber que es la nueva novia de su papá.

La producción argentina es la ópera prima de Juan Sasiaín. El joven actor y director ya había trabajado en conjunto con Federico Godfrid, pero esta cinta significa su debut en solitario en la dirección, y lo hace con una buena calificación en su primer examen. Es un buen trabajo del cineasta, creando un ambiente ameno y narrando una historia sencilla pero profunda, con la utilización de algunos planos muy interesantes.

Está todo centrado en el pequeño ‘Coco’, pero detrás de sus conflictos de preadolescente, el director da un pantallazo a todo el pueblo patagónico, mostrando las bondades de la ciudad, y la forma de vida y costumbres de sus habitantes.

‘Coco’ es Lautaro Murray, quien también hace su debut en la pantalla grande, con una actuación correcta. Está acompañado por un experimentado Leonardo Sbaraglia, quien, como acostumbra, compone un gran papel, aunque con menos participación de la que pueda esperar el espectador. Y para completar el trío principal, aparece Guadalupe Docampo, aportando su belleza y simpatía.

Como resultado, el debut de Sasiaín desemboca en una linda historia. Entretenida, con algunos momentos simpáticos y pintorescos, y con la posibilidad de conocer una pequeña porción de la hermosa Patagonia argentina. Un inicio prometedor para el joven cineasta.

¿Hay que verla? Por supuesto, siempre es grato disfrutar del cine nacional. Es una propuesta que llega en silencio, sin promoción, pero que vale la pena disfrutar. “Choele” es una linda historia, que está muy bien contada.