Los créditos UVA inundaron el mercado con una velocidad difícil de creer. Con cuotas no muy altas, los ciudadanos argentinos se volcaron a su adquisición en detrimento de los créditos tradicionales no teniendo en cuenta las desventajas que este pueda presentar.

Estos créditos otorgan unidades UVA que cotizan en pesos y que varían respecto al dólar el cuál se ha incrementado en las últimas semanas. Las propiedades además cotizan en moneda extranjera lo que supone que quién saca hoy un crédito para una casa propia puede variar en solo horas el monto que necesita para afrontar la compra.

Según datos que surgen del BCRA, desde su implementación en marzo de 2016 los UVA incrementaron su participación en el total de créditos hipotecarios hasta representar, a diciembre de 2017, el 42 por ciento del stock de créditos totales.  Entre marzo de 2016 y marzo de 2017 los hipotecarios UVA tuvieron un incremento de 142 por ciento y los prendarios de 62 por ciento. Del total de stock de créditos UVA el 72 por ciento son hipotecarios, 25 por ciento personales y 3 por ciento prendarios. 

El crédito tradicional resulta más oneroso en los primeros 4,5 años, pero más económico en los siguientes 25,5 años. El crédito UVA supone una actualización constante del capital que se debe. Así si bien la cuota en sus comienzos era baja (la tasa se fija, pero también se ajusta por inflación) está se irá incrementando así como el monto total que se debe pagar. De esta manera la cantidad de años en cuotas sube significativamente.