La ecuación no es muy complicada: el déficit fiscal se baja, básicamente, reduciendo gastos como, por ejemplo, la gran masa salarial que implican los empleados públicos nacionales y provinciales.

Y porque, por otro lado, si el Estado deja de recaudar o recauda menos a través de la baja de impuestos, debe llevar adelante ese ajuste al tiempo que avanza con el endeudamiento. Como hace la gestión de Mauricio Macri.

A esas dos ecuaciones se reducen, en lo fundamental, los anuncios realizados este martes por el ministro Nicolás Dujovne, durante la conferencia de prensa que brindó este martes en el Palacio de Hacienda.

Allí, el titular de la cartera económica dio detalles sobre la reforma tributaria en la que avanza el Gobierno y que, según adelantó, se implementará en forma gradual "en un período de cinco años".

“El gobierno tiene dos objetivos: la baja del déficit y la baja de impuestos", dijo Dujovne, indicando en ese sentido que “necesitamos un camino gradual, un camino de mucha certidumbre, como muchos otros países han implementado, como Chile y Uruguay".

El ministro anunció también que el proyecto que remitirá al Congreso incluirá una modificación del mínimo no imponible para el pago de contribuciones patronales, por la cual no serán alcanzados los salarios de hasta 12.000 pesos.

"Esta medida ataca directamente el costo extrasalarial enfoncándose a atender la informalidad de los sectores de ingresos más bajos, lo que es una medida de mucha progresividad", sostuvo el funcionario.

De acuerdo a Dujovne, la reforma fiscal tendrá un impacto del 1,5 por ciento del PBI en cinco años, pero aseguró que en términos de recursos, será “neutro” porque bajará el nivel de evasión y permitirá que la economía crezca más rápido.