Sevilla se coronó campeón de la Europa League con el decisivo penal de Gonzalo Montiel pero en Roma sigue la bronca contra el árbitro Anthony Taylor. Tanto que el propio entrenador Jose Mourinho al término de la final lo incriminó en el estacionamiento del estadio Puskas Arena de Budapest. 

Bueno, el pito inglés la pasó muy mal al otro día en el aeropuerto de Budapest, al ser perseguido, insultado y agredido -él y su señora- por tifosis de la Roma a los que ni la policía pudo contener. Recién estuvo a salvo cuando personal del aeropuerto lo trasladó a un área segura.