Rodrigo Mora recuperó el lugar que había perdido tras su primera etapa en River. Volvió casi por descarte, ante el descrédito de la mayoría pero el uruguayo supo cómo revertir la historia de murmullos y el martes tuvo su revancha más esperada. Su gol (golazo), arrancó el aplauso de los hinchas y el "uruguayo, uruguayo" reapareció como en las viejas épocas en el Monumental.

Todo gracias a un momento, a un deseo, a una decisión. "Cuando se hizo lo de Arabia (ndr: fue vendido en junio al Al Nassr) le pedí por favor a mi representante que quería quedarme a jugar las finales de la Copa porque es el momento más lindo y no me lo quería perder", contó el delantero al diario Olé.

Así se diferenció de Teófilo Gutiérrez, el colombiano que durante el receso por la Copa América pegó el portazo, tomó otro rumbo y dejó estupefactos a todos quienes lo consideraban clave para disputar las instancias finales de la Copa Libertadores.

El martes, en el triunfo de River ante Guaraní, fue Rodrigo Mora quien se puso el traje de goleador y con su exquisita definición para el 2-0 sobre Guaraní entonces Teo no se extrañó tanto. Su gol, esa pelota llovida que dejó sin opciones al arquero del conjunto paraguayo, rememoró otro histórico: el de Ariel Ortega a San Lorenzo en un 5-0 de los "millonarios" por el Apertura 2006.

Fueron casi calcados y varios lo recordaron. "Me han dicho casi todos que fue un gol muy parecido al de Ortega y uno lo disfruta mucho", reconoció Mora y agregó: "En este momento han llegado las buenas y se goza el doble".