"Les voy a decir dos cosas. Esas 9 mil ó 10 mil personas que están acá quieren ser uno de ustedes. Yo mismo voy a querer ser uno de ustedes mañana. Los voy a envidiar, y con maldad", comenzó su arenga Pablo Aimar.

En ese tono, les explicó a sus compañeros de equipo: "La sensación que vamos a sentir ahora al salir a una cancha llena no está en otro lado. Busquenla donde quieran. No está en la falopa, no está en la noche, no está en las minas. No está en ningún lado. Salir a la cancha no tiene igual".

Para cerrar, mirándolos a los ojos, les pidió casi como un favor: "Disfrutenlo, y haganme disfrutar a mí".