La increíble corrida de Messi ante el Athletic Bilbao, en la final de la Copa del Rey 2015, no fue el mejor gol del año. Al menos para la FIFA.

Aquel 30 de mayo, el rosarino arrancó en mitad de cancha, pegadito contra la línea de cal, recostado sobre el sector derecho, y gambeteó a todo rival que se le puso adelante hasta marcar un golazo.

Pero en su lugar, la FIFA le dio el Premio Puskas al brasileño Wendell Lira. Cuando el ganador voló bajo la lluvia para marcar el 1-0 del Goianesia en un partido de la liga regional brasileña había 342 espectadores en la cancha. Lógicamente, ninguno imaginó que este desconocido delantero había marcado el supuesto mejor gol del año.