Esta especie de clásico comenzó en 1986, cuando el equipo de Maradona ganó la Copa en el estadio Azteca, luego de ganar 3 a 2.

Con goles de Brown y Valdano, la selección de Bilardo ganaba holgadamente pero dos cabezazos, de Rumenigge y Völler, a diez minutos del final, preparó el escenario para la corrida y definición histórica de Burruchaga antes del final.

Cuatro años más tarde, en Italia 1990, se repitió la final. El equipo de Bilardo llegó al partido decisivo a los tumbos, tras ganarle a Brasil y elminar a Yugoslavia e Italia por penales. Con un Maradona lesionado y sin Caniggia ni Ruggeri, suspendidos, el partido final fue un sufrimiento.

Aunque aquella Alemania, que venía mejor pisada y si bien también había eliminado a Inglaterra por penales en semifinales, no pudo con Argentina hasta que Codesal sancionó un polémico penal a diez minutos del final.

El 1 a 0 final, las lágrimas de Diego, el rechazo de la medalla y el saludo a las autoridades de la FIFA son una postal inolvidable.

En tanto, la historia de los últimos dos mundiales es repetida. Los europeos nos eliminaron por penales en su casa en 2006, y en Sudáfrica con una goleada inédita por 4 a 0.

Será la quinta final de Argentina en un Mundial. Hasta ahora, ganó dos y perdió dos. Se impuso en el país ante Holanda en 1978, y cayó ante Uruguay, en Montevideo, en 1930.

Aquella vez, las crónicas indican que Argentina ganaba el primer tiempo 2 a 0 y los uruguayos, cambiaron la pelota, nos mataron a patadas y se llevaron el título por 4 a 2.