Con la figura enorme del arquero Sergio Romero, que atajó dos penales, Argentina venció 4 a 2 en remates desde los doce pasos a Holanda tras empatar sin goles en 120 minutos y llegó a la final del Mundial de Brasil luego de 24 años.

El domingo a las 17 hs, en el Maracaná de Río de Janeiro, sí en Brasil y sin Brasil, jugará la final de la Copa ante Alemania en busca de su tercer título.

El partido, durante el tiempo regular y el suplementario, fue de trámite parejo, ambos equipos no regalaron espacios pero en el que la selección dispuso de las mejores chances.

En el ajedrez táctico, el equipo de Sabella cumplió al pie de la letra aquello de retroceder con un 4-4-2 corto y compacto, que dejó a Holanda sin espacios, sin lugar a Robben para correr, ni a Sneijder para asistir, ni a Van Persie con una pelota -siquiera una-, a disposición para generar peligro.

La 'Naranja', con un 3-4-3, también contuvo bien a Argentina, salvo cuando dejó espacios para que la selección corriera el contragolpe. Y además, no contaban con la dinámica de Enzo Pérez, que rompió muy bien líneas cuando Holanda achicaba marcando a Messi. El del Benfica dejó un surco y generó peligro, erigiéndose en la figura del tiempo regular.

Las más claras fueron del equipo de Sabella. Durante el primer tiempo, el tiro libre de Messi, el cabezazo de Garay, y dos centros a Higuaín -uno de Rojo y otro de Lavezzi-, que Higuaín no pudo conectar.

Y en el complemento, un remate de Rojo, un centro de Palacio a Higuaín que el 'Pipa' punteó y mandó apenas afuera, y no mucho más. Del otro lado, sólo centros cruzados, un remate fortísimo de Robben y la última escapada del pelado del Bayern Munich que Mascherano alcanzó a cerrar.

Ya en el complemento, cuando ninguno de los dos quería perder, Palacio y Maxi Rodriguez dispusieron de dos ocasiones clarísimas para ganar el partido y no llegar a los penales.

Pero llegó el momento de la revancha total de Sergio Romero, para callar tanta críticas y vivir el momento más glorioso de su carrera al atajar dos penales en la semifinal de una Copa del Mundo.

El resto, excede el plano de lo periodístico: lo vivido y sufrido durante la definición desde los doce pasos. La angustia, el sufrimiento, las uñas clavados en el de al lado, los gritos, los 'vamo carajooo', los 'grande Chiquito'.

Los abrazos, las lágrimas con los que están al lado, y por los que estaban hace 24 años y ya no, no puede gritar por Argentina, porque la felicidad del país futbolero, y el otro también, es otra vez plena.