Las elecciones de octubre de 2015, tendrán un lugar en la historia por las sorpresas que nacieron de ellas. Ha habido resultados inesperados, sorpresivos e incluso 72 horas después, que siguen siendo impensados, pero justamente este es el juego de la democracia y  hay que aceptarlo.


El municipio de San Miguel, no fue la excepción a esto que se dio en muchas partes de la provincia de Buenos Aires, y lo que a priori era una tarea muy difícil para el massista (?) Joaquín De La Torre, retener por segunda vez consecutiva la intendencia del partido, bueno, eso ha sucedido y D
e La Torre será el Intendente de este distrito hasta 2019.

El resultado en las PASO habilitó a competir por la intendencia, además del actual intendente (¿por UNA ?), a Frigerio por Cambiemos (PRO) y a Franco Laporta (FPV). Este último, actual Secretario de servicios públicos de la Provincia De Buenos Aires, partía con la ventaja, ya que las 4 listas que presentó el FPV para las PASO, habían sumado en forma conjunta casi 11 puntos de distancia por sobre De La  Torre, el cual no tuvo interna, por lo que la presunción partía de que se estaba muy por encima del Intendente y que a este le iba a costar mucho revertir este resultado, pero los números fríos y duros demostraron otra cosa.

Con el resultado ya puesto, podemos realizar una análisis del por qué Joaquín De La Torre retuvo la intendencia, y los factores para analizar son variados y diversos, pero a mi entender, el análisis debe centrarse en dos situaciones puntuales.


En una primera aproximación, y como es conocido por todos los vecinos del partido de San Miguel, el Intendente se encargó de llevar a cabo una campaña, quizás cuestionable a la luz de los tradicionalismos y lealtades políticas, pero con un resultado sumamente efectivo en las urnas, la cual trató primordialmente en repartir casa por casa, vereda por vereda y barrio por barrio, las boletas de los diferentes candidatos a nivel nacional y provincial junto con un su boleta para este distrito y un instructivo de como cortar boleta y una "tijerita" para cada votante. Desde la lógica de los partidos y para el adentro de la política propiamente dicha, esto es una traición a su propio partido, dado que el candidato a presidente Massa y el candidato a gobernador, Felipe Solá, tuvieron alguien en San Miguel, que al menos no jugó con ellos, sino que jugó con todos, es por eso que más arriba he dejado el interrogante si Joaquín De La Torre es o no massista, o más bien, es un unicato, y en realidad estamos ante el nacimiento del "joaquinismo". Se ha argumentado mucho acerca de las tijeras del intendente, ya que según muchos, esto tuvo un costo muy alto, pero desconocemos quien ha aportado dichos fondos, e incluso cuanto se ha gastado en dicha forma tan particular de hacer campaña. El intendente también puso al servicio de su re-reelección todo el aparato municipal, con prácticas un tanto cuestionables, propias de los barones del conurbano bonaerense, que tanto han sido criticadas incluso por el propio De La Torre, como ser la ruptura de carteles partidarios de Laporta, o el amedrentamiento a militantes del FPV por parte del aparato municipal, cuestiones que han sido denunciadas oportunamente por el kirchnerismo local.


El segundo análisis que puede realizarse, de por qué el kirchnerismo perdió la elección, o bien por qué de la Torre las ganó, puede deberse a dos cuestiones, que pueden ser la cara de la misma moneda: en primer lugar, en las PASO compitieron 4 listas para ser la que represente al FPV en las elecciones de octubre, ellas lideradas por " Chino" Tapia (lista 2), Baschetti (lista 4), Laporta (lista 6) y Coll Areco (lista 8), resultando, electo por más del doble de votos respecto del segundo, Laporta.

Paradójicamente, desoyendo un precepto básico del peronismo ("el que gana conduce, y el que pierde acompaña"), y haciendo caso solo a ambiciones personales, Laporta sólo sumó el apoyo público del senador provincial Alfonso Coll Areco, quien se puso a disposición del ganador para ayudarlo y ganar la intendencia, al contrario de lo hecho por el resto de los precandidatos, al menos en forma pública, quienes sólo hicieron, desde lo declarativo, campaña para que Scioli sea presidente, sin poner atención a la intendencia, que es quizás la base para comenzar a contar los votos presidenciales. En segundo lugar, y luego de la inesperada derrota, en el FPV se habla del enemigo interno y de la "vieja política" dentro del propio partido, de personajes que políticos que han intentado e intentando hacerse del poder, pero su afán por traicionar, es incluso aún más fuerte que la posibilidad de ganar una elección, y quizás de disputar poder desde adentro del propio partido. Al principio de este párrafo, dijimos que son la cara de la misma moneda, ya que se traiciona por acción o por omisión.

Más allá de todo esto, y aprendiendo a mirar el vaso medio lleno, esta es quizás, la oportunidad histórica de recuperar el partido justicialista de San Miguel, y terminar así con las viejas tradiciones y viejos personajes que han llevado al partido del General Perón a perder una elección, que aparentemente estaba ganada antes que habrán las mesas, pero ello dependerá de lo que las bases le reclamen a los dirigentes y el replanteo sobre las metodologías y formas de interpelar al pueblo sanmigueleño que se establezcan de cara al futuro, lo cual arroja cierto grado de positivismo, ya que existe en los jóvenes menores de 35 años, buen material y formación para encarar el nuevo rol dirigencial partidario.

Esperemos que en el futuro, el Peronismo de San Miguel logre dar debates políticos serios y dejar de lado ambiciones y sesgos personalistas, para poder pensar de manera colectiva, esencia del peronismo.