"Los intendentes te ganan la elección", "con los barones no se puede", "la estructura del PJ es imbatible", se dijo por muchos años en la Provincia. Hasta ahora.

Es que los intendentes de la provincia de Buenos Aires, en especial los del conurbano, han sabido hacer del gobierno municipal la base para erigirse como figuras fundamentales del armado electoral del peronismo. A tal punto que, algunos se pasaron de espacio sin pruritos. Y tanto el FR como el FpV, les abrieron los brazos en gesto desesperado.

Pero este domingo 25, la mayoría de los barones, aunque hubo excepciones, terminaron doblegados en las urnas. Sobre todo si a los resultados de los últimos comicios se le suman los ya conocidos de las PASO de agosto.

En Tres de Febrero, Hugo Curto (FpV) estaba al mando desde 1991, con seis mandatos seguidos, perdió con el candidato de Cambiemos, Diego Valenzuela. En Hurlingham, el massista Luis Acuña (FR) cayó a manos de Juan Zabaleta. En Malvinas Argentinas, por primera vez Jesús Cariglino (FR) no será el intendente del distrito. A los muchachos del oeste, hay que agregar la derrota de Raúl Othacehé (FpV), en las Primarias de agosto con Gustavo Menéndez, en Merlo. Y en Moreno la de West (FpV) a manos de Walter Festa. En Pilar, Humberto Zúccaro (FpV) perdió con Nicolás Ducote y por primera vez el peronismo no gobernará allí.

En el sur del conurbano, destacan la derrota de los barones "jóvenes", el Francisco "Barba" Gutiérrez (FpV) en Quilmes, Darío Giustozzi (FpV) en Almirante Brown.

La renovación también incluye a los que ni se presentaron a revalidar, como Darío Díaz Pérez en Lanús, o Sandro Guzmán en Escobar. O el caso de Fernando Espinoza (FpV), quien dejó La Matanza para candidatearse como gobernador.

Asimismo, vale destacar que esta renovación histórica también tiene continuidades. Mario Ishii (FpV) en José C Paz aseguró ser el "único barón" en pie, pero hay otros.

El caso de Julio Pereyra (FpV), en Varela, llegará en 2019 a los 28 años al frente del municipio. Alejandro Granados (FpV) en Ezeiza, está al frente desde la misma creación del municipio, en 1995. En San Miguel, Joaquín (FR) de la Torre sobrevivió con el corte de boleta.

Por su parte, Gustavo Posse (Cambiemos) es de matriz radical, pero se mueve como un barón más. Está al frente de San Isidro desde 2003 y sucedió a su padre Melchor, quien llegó al cargo en la vuelta de la democracia.

2015 puede ser recordado como el año de quiebre para los barones del conurbano. Sin embargo, sólo el tiempo dirá si esta renovación sin precedentes modificará la forma de elegir representantes en la Provincia, o si solo se trata de caras nuevas que continuarán con la misma tradición.