Las revistas  Nature Astronomy y The Astrophysical Journal dan cuenta de Icarus, "la estrella más lejana jamás observada" hallada detrás del cúmulo de galaxias MACS J1149-2223. 

El hallazgo ocurrió cuando los científicos estaban estudiando una supernova llamada Refsdal utilizando el poderoso telescopio Hubble. Fue en abril de 2016 cuando se detectó a Icarus. 

“A través del análisis y de la comparación de los datos captados previamente por Hubble, hemos determinado que esta nueva fuente de luz es una estrella que está situada en la misma galaxia que la supernova Refsdal”, explica José Diego, científico del Instituto de Física de Cantabria, centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de Cantabria en diálogo con Efe. 

Los científicos concluyeron además que se trata de una estrella de tipo B o gigante, que son muy luminosas y de color azul; su superficie tiene una temperatura entre los 11.000 y 14.000 grados centígrados, es decir, son dos veces más calientes que nuestro sol.

“Si la materia oscura está formada, al menos parcialmente, por agujeros negros con masas en torno a 30 veces la masa del Sol, que explicaría el elevado número de dichos agujeros encontrados por el experimento LIGO, deberíamos ser capaces de percibirlos en la curva de luz de esta estrella”, detalla Patrick Kelly, que en el momento del trabajo desarrollaba su labor científica en la Universidad de Berkeley, en California, y actualmente está en la Universidad de Minnesota.

Sin embargo, “podemos descartar que buena parte de la materia oscura esté formada por agujeros negros primordiales, con alrededor de 30 veces la masa del Sol”.

Las conclusiones de estos trabajos se obtuvieron gracias a dos observaciones; la segunda imagen de la estrella se consiguió en octubre de 2016: “Nos sorprendió no conseguirla con anterioridad”, apunta el investigador del CSIC.
(Efefuturo)