La identificación del exoplaneta K2-229b abre las puertas al estudio y comprensión de un viejo conocido de nuestro sistema solar, Mercurio.

Y es que si bien K2-229b tiene el tamaño de la Tierra, su composición geológica es similar a la de Mercurio que está formada por un 70% de núcleo metálico y un 30% de manto de silicatos.
 
Un equipo internacional liderado desde el Laboratorio de Astrofísica de Marsella (CNRS, Francia) y en el que ha participado el investigador David Barrado del Centro de Astrobiología (INTA-CSIC), descubrió la estrella denominada K2-229, similar a nuestro sol, donde orbita el exoplaneta. 

En realidad, el sistema fue detectado por Kepler mediante el método de tránsitos planetarios (ocultaciones similares a los eclipses). De todos los “cuerpos” encontrados, el más llamativo con diferencia era K2-229b.  El estudio, publicado en la revista Nature Astronomy, muestra que K2-229b orbita mucho más cerca de su estrella de lo que lo hace Mercurio del Sol, y por ello su temperatura ‘diurna’ puede llegar a alcanzar los 2.330 K. 

Esta proximidad y sus respectivas temperaturas tal vez permitan que la zona más externa del exoplaneta, se volatilice y que se forme una atmósfera de vapores de silicatos. 

(AgenciaSinc)