El hallazgo fue realizado durante el deshielo del pasado verano por la fundación neozelandesa Antarctic Heritage cerca de la base Terra Nova, que Scott estableció en la Antártida en 1911. La organización informó que pese a que el cuaderno sufrió daños por el agua a lo largo de un siglo, las notas de Levick siguen siendo legibles.

Según indicó el director de la fundación, Nigel Watson, se trata de "un hallazgo increíble". El cuaderno "es una parte del registro oficial de la expedición", dijo, por lo cual "estamos encantados de encontrar todavía nuevos objetos después de siete años intentando conservar el último edificio y la colección de la expedición de Scott".

Luego de ser restauradas en Nueva Zelanda, el diario del fotógrafo y científico fue devuelto a la Antártida, donde la mencionada fundación está trabajando para preservar cinco lugares utilizados por los exploradores Scott, Ernest Shackleton y Edmund Hillary.

La expedición de Scott, que se dividió en dos, llegó al Polo Sur el 17 de enero de 1912, y él y sus compañeros murieron poco después de frío y de hambre.

Levick estaba en el otro grupo, que viajó a lo largo de la costa para realizar sus observaciones científicas pero quedaron varados en el campo base a causa del hielo. Los seis hombres lograron sobrevivir al invierno antártico refugiándose en una cueva cavada en el hielo y comiendo lo que podían, como pingüinos y focas.

Según se indicó, las notas de Levick en su diario son bastante banales pues recogen fechas, asuntos y detalles de las fotografías que había tomado. Las notas se corresponden con los dibujos de la colección de los trabajos de Levick del Instituto de Investigación Polar Scott de la Universidad británica de Cambridge.

Mucho más interesante es un ensayo científico que escribió con el título "Hábitos sexuales del Pingüino Adelaida", que estuvo perdido hasta que unos investigadores del Museo de Historia Natural de Londres lo encontraron en 2012, donde describe los "hábitos depravados" de estos pingüinos.

Es que Levick había observado, entre la sorpresa y el horror, que algunos machos trataban de aparearse con los cuerpos de hembras muertas.

Tras sobrevivir en la Antártida, George Murray Levick participó de las dos Guerras Mundiales, falleciendo en 1956.