En un mundo totalmente distinto a como lo conocemos hoy en el que se logró escuchar "el sonido" del universo, recorrer planetas como nunca antes- como el caso de Saturno y la sonda Cassini con su épico final el pasado 15 de septiembre-, o comenzar a pensar seriamente en la posibilidad de la colonización espacial; 60 años atrás se iniciaba la llamada "carrera espacial". 

En el claro enfrentamiento entre Estados Unidos y la ex Unión Soviética- reavivado últimamente con la llegada de la administración de Donald Trump al poder y la "trama rusa"- ; estos últimos lograron ser los primeros en lanzar un satélite artificial que orbitó exitosamente nuestro planeta hasta volver al mismo y desintegrarse cuando entró en la atmósfera. 

El primer satélite del programa "Sputnik"('compañero de viaje', en ruso) fue lanzado el 4 de octubre de 1957 desde el Cosmódromo de Baikonur, Kazajistán,  y emitió señales radiales desde el espacio en forma de pitidos que permitieron corroborar el éxito de la operación. 

Se trataba de una esfera de aluminio del tamaño de una pelota de apenas 58 centímetros de diámetro que pesaba poco más de 80 kilos, con cuatro largas y finas antenas.

Tardó 98 minutos en orbitar la Tierra y su misión era obtener información de las capas altas de la atmósfera y el campo electromagnético de nuestro planeta. Dos años más tarde, su segunda versión, el Sputnik 2, llevaría por primera vez al espacio un animal, la famosa perra Laika.

Pero Sputnik fue mucho más que un invento ruso o un motor propagandístico soviético en plena Guerra Fría ya que permitió expandir las fronteras del espacio hasta que finalmente Estados Unidos- más allá de las cientos de teorías conspirativas- llevó al hombre a la Luna en 1969.