Una cuarta onda gravitacional fue detectada, esta vez con ayuda de un equipo basado en Italia, tras la colisión de dos agujeros negros que hace unos 1.8 millones de años colisionaron y esparcieron sus ondulaciones por el espacio hasta alcanzar a nuestro planeta.

La primera evidencia de la existencia de las ondas gravitacionales- que había anunciado Einstein medio siglo atrás- llegó hace tan solo unos años y cambió a la ciencia para siempre.

Las últimas ondulaciones en el tejido del espacio-tiempo fueron detectadas el pasado 14 de agosto a las 10H30 GMT,- y dadas a conocer ahora- cuando dos enormes agujeros negros, con masas 31 y 25 veces la del sol, se fusionaron a unos 1.800 millones de años luz de distancia.

"El nuevo agujero negro que se produjo tiene cerca de 53 veces la masa de nuestro sol", indicaron en un comunicado los científicos a cargo del  detector Virgo, ubicado en el Observatorio Gravitacional Europeo en Cascina, cerca de Pisa, Italia.

Hasta ahora, las ondas gravitacionales habían sido encontradas a través de dos detectores basados en Estados Unidos, los más sofisticados del mundo, conocidos como LIGO y ubicados en Livingston, Luisiana, y Hanford, Washington.