El guía Erik Storm estaba trabajando como siempre en una zona volcánica de Hawaí con un grupo de turistas pero en un momento se descuidó y su cámara GoPro fue tragada por la lava.


Cinco días más tarde cuando la roca fundida se enfrió y endureció, Storm logró rescatar su máquina con un martillo y no podía creer que quedaron imágenes grabadas.