Según publica el diario La Vanguardia, el aterrizaje tuvo lugar en el aeropuerto Schiphol, de la capital holandesa, y mantuvo en vilo a los 300 pasajeros del vuelo. Los mismos se balanceaban de un lado a otro segundos antes de que el avión tocara el suelo.

La tormenta que dejó en Amsterdam un muerto, ya había causado varios trastornos en el aeropuerto, donde varios vuelos debieron ser demorados e incluso cancelados a causa de las inclemencias climáticas.