Koko es una hembra gorila que acaba de cumplir 44 años. Sus cuidadores, quienes se comunican con ella mediante el lenguaje de signos, explicaron que nunca ha tenido la oportunidad de ser madre, por lo que le regalaron una caja llena de gatitos. Inmediatamente, Koko, que vive en una fundación en California, Estados Unidos, se enamoró de dos felinos y los adoptó como si fueran sus propios hijos. A menudo juega con ellos y los acoge cariñosamente entre sus brazos