Viviana Canosa sigue queriendo demostrar que siempre se puede ser peor persona. No está mal que ella defienda los abortos clandestinos a capa y espada pero involucrar en su relato la tragedia de un ser querido la pinta de cuerpo entero.

La tragedia de Panam no tiene absolutamente ningún punto de contacto con la ley de interrupción voluntaria del embarazo que hoy se discute en el Congreso, pero Viviana quiso utilizar ese terrible evento para tratar de darle un marco a su postura antiderechos.

Y como si esto fuera poco Viviana se arroga la representación de "todas las que queremos a nuestros hijos y los respetamos, a los nuestros y los de los demás" tratando otra vez de distraer la atención sobre el verdadero debate que es si los abortos seguirán o no siendo clandestino.