En la aldea de Hujra Sha Muqeem, un joven admitió que había dejado de rezar y fue acusado de blasfemo; tras el repudio regresó a su hogar, puso su mano en una podadora de césped y se la amputó.

Así de brutal es la historia que ya recorrió el mundo pero increíblemente con opiniones divididas. Están quienes celebran "la valentía" muchacho en reconocer "su error".

Toda la aldea lo está celebrando y otros están llegando de poblaciones vecinas para rendirle tributo", relató la periodista Iram Abbasi a BBC Mundo.

"¿Por qué tendría que sentir dolor o tener problema alguno cortándome la mano que fue levantada contra el santo profeta?", reflexionó el muchacho.

Sin embargo el clérigo, imán, que repudió al joven que tomó la terrible decisión fue arrestado bajo la ley de antiterrorismo por "fanatismo religioso".

Pakistán es una república islámica y en 1984, quien fuera líder del país, el General Zia ul-Haq introdujo en el código penal una ley antiblasfemia con castigos de cadena perpetua y muerte para quienes osen insultar al Islam.