Conseguir una tarjeta SUBE –cuando se consigue– a 40 pesos es lo más normal, aunque en distritos del conurbano se lleva a vender a 50. Encima, muchos comerciantes aseguran que no están entregando plásticos, argumento que sirve a los que todavía tienen para abusar con el precio.

Desde el Ministerio de Transporte de la Nación, que fijó el valor del plástico en 25 pesos, afirman que la cantidad de tarjetas que envían a los puntos de venta queda supeditada a la demanda, pero lo cierto es que no aparecen, lo que representa un gran trastorno para los usuarios de los servicios públicos de pasajeros.

Encima de todo, otro problema surge con la recarga de la tarjeta: en la mayoría de los comercios que brindan el servicio, cobran un sobreprecio de entre dos y cuatro pesos por el mismo; no ocurre lo mismo en boleterías de estaciones de tren o subte, donde se cobra el monto de la carga.

Según datos oficiales, sólo en la Ciudad de Buenos Aires hay 12 millones de tarjetas en circulación, y el Ministerio de Transporte informó que entre abril y junio de este año la entrega a comercios fue de 1.610.600, frente a las 1.127.450 vendidas en el mismo periodo de 2015.