Unas 80 personas festejaron el carnaval en una casa de arte del barrio porteño de San Telmo con una modalidad especial: todos fueron desnudos y se propusieron así subvertir a su manera el orden social establecido, que es una de las características de la fiesta del Dios Momo, en la que por unos instantes todos son iguales y libres.

Con un fuerte énfasis en "el respeto y en medio de un clima de armonía", como definió a Télam Paula Brindisi, una de las organizadoras de la fiesta, transcurrió la noche con espectáculos en vivo, mucha música y mucho baile, acompañados de comida vegetariana, bebidas y tragos.

Al definir el sentido de la desnudez, Brindisi remarcó que “es la libertad, es la aceptación al máximo de uno mismo; te olvidas que estas desnudo, es como que no te das cuenta y te la pasas bailando y divirtiéndote, y todos están bailando a tu lado despojados de una carga sexual”.

La mayoría de los presentes rondaba los 40 y había mas cantidad de hombres solos que chicas solas, además de muchas parejas.

En este marco, "no hay descontrol, no hay conductas sexuales, no hay excesos", enfatizó tras recordar que estas fiestas son temáticas, se ajustan a las normas de respeto de la comunidad nudista y suelen realizarse en forma itinerante una vez por mes, por eso en esta oportunidad “el tema fue el carnaval, otras tienen que ver con, por ejemplo, la milonga nudista, el karaoke nudista“.

Con el brillo de los cuerpos al desnudo, los que fueron resaltándose a lo largo de la noche con expresiones artística de ‘body paint’, la fiesta comenzó con música brasilera, mientras en la calle se desataba una lluvia torrencial, y culminó cerca de las cuatro de la madrugada, con un público que se fue con ganas de volver.

Precisó que los participantes tenían entre 20 y 65 años “pero la mayoría rondaba los 40 y había mas cantidad de hombres solos que chicas solas, además de muchas parejas”, expresó Brindisi, de la organización Colornatural.