El viernes pasado padres, docentes y estudiantes de la Escuela Media Nº4 Homero Manzi del barrio de Pompeya se manifestaron en la reunión de Comisión de Educación de la Legislatura porteña en reclamo de una solución para los serios problemas edilicios de este colegio, entre otras escuelas porteñas.

Un lamentable hecho desató el fuerte reclamo que ya tiene varios antecedentes. Desde hace algunos años, la comunidad educativa viene resaltando el pésimo estado edilicio de no sólo la escuela Manzi, sino también en el Normal Superior Nº 8 Presidente Julio A. Roca, de San Cristóbal, en el Bellas Artes Jorge Yrurtia, en Parque Avellaneda y el Instituto de Formación Artística Jorge Donn, en Villa Luro.

El detonante fue el accidente sufrido por un joven obrero de 17 años, que trabajaba para una empresa contratada por la Ciudad: Gastón Carrasco estaba realizando tareas de refacciones, y sufrió una caída desde el cuarto piso que lo dejó en coma. 

La abuela del joven operario relató a La Izquierda diario la difícil situación: “Nosotros somos humildes, somos de Glew. Él trabaja desde los 15 años para ayudar a la familia. Tiene 13 hermanos, es el segundo más grande. El martes cumplía los 18 años”, contó.

Tras el accidente, el Gobierno porteño obligó a que las clases se den en un galpón ubicado en Los Patos 3080, donde funciona un Ciclo Básico de Formación Ocupacional (CBO). "Se encuentran hacinados y sin ningún miramiento de cumplir los derechos de alumnos y docentes”, explicaron los profesores a El Destape.

Sin embargo, esta obra es rechazada por la comunidad educativa ya que el gobierno porteño debe construir un nuevo edificio en el predio ubicado en las calles Almafuerte y Andrés Ferreyra, y así trasladar los 700 estudiantes que concurren en dos turnos a un espacio en condiciones. El edificio actual fue sede de la Universidad Nacional Tecnológica con capacidad para 400 alumnos.

Las denuncias de los docentes por las endebles condiciones de trabajo que otorgaba la empresa responsable -Planobra, que acordó varias licitaciones de la administración porteña- tuvieron escritos y fotos que advertían la tragedia que terminó sucediendo.

Esta obra que se lleva adelante fue aprobada en febrero por el ministerio porteño, y contempla un nuevo edificio en el galpón de la escuela, que actualmente cumple la función de patio: “No podemos seguir dando clases en estas condiciones. Los chicos se quedaron sin patio y no tienen salida de emergencia; tengo una alumna embarazada de siete meses que tuvo que dejar de venir porque no hay ascensores; tenemos un jardín maternal y chicos discapacitados, y todo es muy precario”, advirtió a Página 12, Paula Leoz, preceptora y delegada de UTE.
 
Problemáticas puntuales

El edificio de cuatro pisos tiene un ascensor que no funciona, aulas sin picaportes, paredes electrificadas, tubos de luz reventando en plena clase, un año sin baño de varones y ausencia de salida de emergencia.

"El estado pésimo en el que se encuentran la mayoría de los colegios de la Capital Federal. Ya eso lo veníamos denunciando y pedíamos un predio que queda a cinco cuadras que pertenece al Ministerio de Educación y que lo usan para tirar escombros”, cuenta Leoz y agrega: “Cuando planteamos la situación en infraestructura escolar hace dos años mediante un proyecto, Carlos Regazzoni dijo que eso era imposible, pero que iba a destinar 37 millones de pesos para construir en Av. Saénz. Con esa plata levantás dos escuelas”.