Cada vez se utilizan más las pulseritas que permiten monitorear la ubicación de niños y adolescentes, recibir alertas si se alejan o si están mucho tiempo sumergidos.  Los dispositivos se llaman "wearables" buscan traerle tranquilidad a los padres que nunca saben a dónde salen sus hijos.

Las pulseras de seguimiento y monitoreo de personas cuenta con unos chips muy pequeños y tecnología de geolocalización que encontró su nicho en los adolescentes que salen a los boliches o quienes realizan su viaje de egresados.

Y la polémica llegó. Llegó porque las libertades individuales existen y de vulneran con este tipo de acciones. Porque perseguir para cuidar puede ser el principio de algo peligroso y el seguimiento de las personas recuerda a épocas y situaciones en donde la libertad es cercenada.