La situación se podría haber arreglado de forma pacífica pero el pasajero que tenía puesta una camiseta del seleccionado argentino no parecía querer entender razones y se negaba a ponerse un barbijo.

La situación fue escalando, otro pasajero le dio el suyo, el primero se siguió negando, se burló y todo terminó de la peor manera.