Los ambientalistas y las sociedades protectoras de animales pusieron el grito en el cielo cuando conocieron la noticia de que Shaki, la jirafa del Ecoparque porteño de 18 años, murió de manera repentina este martes por la tarde, cerca de las 15, a causa de una descompensación generalizada. Esta muerte se produce tan solo nueve días después del fallecimiento de la rinoceronte Ruth, de 24 años, debido a una infección generalizada. 

Organizaciones civiles aseguran que el ex Zoo cesanteó a 14 de los cuidadores más experimentados del parque para reemplazarlos por otros sin la debida experiencia y formación. Las denuncias señalan que los recintos de rinocerontes, jirafas, hipopótamos y cebras carece de gente idónea para el cuidado de animales cuya biología es muy compleja.

Cabe señalar que el famoso Ecoparque se encuentra en obra, con continuos ruidos, suciedad, propios de una obra en construcción pero que se lleva a cabo con muchos animales viviendo allí. Aún unos 865 ejemplares según denuncian organizaciones de protección animal no tienen las condiciones dignas de higiene y cuidados para su supervivencia.

Pero la más trágica de las decisiones detrás de estas muertes es que el Ministerio cambió el objetivo y ahora busca privatizar cada recinto. La idea, que ya tiene el visto bueno de la Legislatura porteña, es intentar concesionar cada uno de los espacios que correspondían a cada especie animal y algunos territorios libres para uso comercial. La superficie total es de casi 17 manzanas y lo convierte en un negocio millonario para el gobierno de la ciudad.