La muerte del doctor Juan Lobel, de 47 años y padre de cuatros hijos, es un llamado de atención para la sociedad porque falleció de COVID-19 a pesar de que no padecía de enfermedades preexistentes que hicieran sospechar en el desenlace.

Lobel trabajaba en el Sanatorio Güemes y las muestras de afecto al recordarlo hablan del costado humano de una profesión que hoy se encuentra en el frente de batalla.

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Para el SAME es su primera víctima, por eso sus compañeros de trabajo hicieron sonar las sirenas de sus ambulancias para despedirlo:

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