La joven relató los hechos desde antes de llegar al boliche, la noche del sábado, donde había acordado previamente encontrarse con Benítez. Allí, habló por primera vez con Zárate, a quien conocía solo por formar parte del equipo, pero con quien nunca había mantenida una conversación.

Giuliana Peralta recordó que aquel sábado por la noche se juntó con sus amigas, tomaron entre todas tres cervezas y se dirigieron a un bar de Quilmes. También, sostuvo que a Zárate "no lo conocía ni de nombre, pero lo tenía visto de algún partido de Independiente".

Cuando Martín le propuso ir a lo de Zárate, a determinada hora de la madrugada, ella sugirió que fueran a un hotel alojamiento, pero él le respondió que se había quedado sin dinero. Entonces, ella accedió.

La joven estuvo al volante, siguiendo las indicaciones de Martín. A las 6.50 llegaron al departamento y el futbolista dejó las llaves en la ventana, para que Zárate luego pudiera entrar.

Giuliana afirmó que tuvo relaciones sexuales con su novio y que luego se acostaron a dormir vestidos con ropa interior. Más tarde, ella escuchó voces de hombres y chicas que entraban al departamento y fue entonces, cuando Zárate irrumpió en la habitación y ella vio cómo agarraba el cargador del celular y se iba. Poco después, se quedaron dormidos.

Según su propio relato, la víctima se despertó porque sintió que "la estaban penetrando" y pudo observar que era Zárate. Ella aseguró que producto de un fuerte forcejeo, el otro futbolista le provocó un golpe en su brazo, sin poder zafarse de su atacante e intentando despertar a su novio, quien permanecía dormido.

"Zárate se levantó, se puso el calzoncillo y salió", cuenta la víctima, quien entonces logró despertar a su novio y le contó lo ocurrido. Luego relata que se vistió y se quiso ir, pero por la bronca fue a la habitación de Zárate y le recriminó lo que había hecho. Martín la siguió, "sin decir nada".

Luego de intercambiar mensajes con Benítez, el domingo al mediodía se metió en la ducha: aseguró haberse bañado "en bombacha y corpiño, porque sentía asco". Luego, le contó a su madre los hechos y al resto de la familia.

Todos se dirigieron a la casa del imputado, porque los padres de la víctima querían "cagarlo a trompadas" mientras le gritaban "salí, violador".