Un exconscripto, que cumplió tareas de guardia en el crucero 9 de julio -funcionó como centro clandestino de detención- declaró como testigo: detalló el caso de una mujer que tuvo un bebé en cautiverio y fue sacado del lugar por un médico, además de detallar las torturas y las amenazas que sufrieron decenas de detenidos, en la Base Naval de Puerto Belgrano.

Aníbal Federico Agotborde, de 61 años, cumplió con el servicio militar obligatorio entre el 6 de octubre de 1975 y el 6 de diciembre de 1976 en la Base Naval de Puerto Belgrano. Prestó declaración en el reinicio del tercer juicio por delitos de lesa humanidad, cometidos durante la última dictadura cívico militar por crímenes en perjuicio de 66 víctimas en jurisdicción de la Armada y el Ejército, donde hay 25 imputados.

"Inicialmente, cuando nos incorporábamos, íbamos al campo de adiestramiento, campo Sarmiento, donde se daba instrucción militar y después fui destinado a un remolcador llamado Quilmes”, señaló Agotborde antes de mencionar el nombre del grupo de tareas al que fue destinado: "Según los superiores de la Armada, era una compañía antiterrorista, el nombre era compañía Pitón”, puntualizó.

"Reunieron conscriptos de distintos destinos que no nos conocíamos y después se dio adiestramiento en Infantería de Marina en Baterías, nos preparaban para la guerra antisubversiva con práctica de tiros con elementos, cómo se procedía para armar y desarmar los fusiles, una pistola y aparte práctica de tiro dos o tres veces por semana”, describió el excolimba.

"El jefe de la compañía era un capitán de fragata de infantería de marina y el jefe de tropa un teniente de marino que se llamaba Mario Vilezzio”, afirmó.

Por el lapso que duró su servicio, el testigo situó la organización de este grupo de tareas entre entre diciembre del 75 y enero del 76: “Mientras se hizo adiestramiento estábamos en cuartel base y unos días antes del Golpe de Estado del 76 nos designaron a un lugar de la base que tenía como sigla CAOIN, Centro de Operaciones de Infantería de Marina”, expresó.

Para describir el lugar al que fue apostado, Agotborde señaló que “era un lugar donde no había para dormir, dormíamos con ropa de fajina, con casco como almohada, nosotros fuimos encuartelados y se nos prohibió la salida a partir de los primeros días del mes de marzo”.

Sobre el 24 de marzo el hombre señaló que "ese día empezamos a salir en distintos vehículos de la base para hacer allanamientos en sindicatos, en casas que -supuestamente- eran de dirigentes gremiales. Se hacían en Bahía Blanca y en Punta Alta, eran frecuentes, después en los meses subsiguientes se hacían periódicamente esos allanamientos”, remarcó.

Al informar sobre las tareas propias de su rango, ejemplificó que servían como "apoyo de los suboficiales y oficiales que hacían los allanamientos", al tiempo que recordó que los operativos se hacían "en forma violenta, golpeando gente y no había ninguna orden judicial. Participaban una parte de nuestra compañía porque eramos entre 30 y 40, íbamos también en camionetas de la base naval”.

El ex empleado municipal contó que durante los allanamientos los oficiales y suboficiales “sacaban a la gente de las viviendas y de los sindicatos, no había horario, y los llevaban a la base naval. Eran esposadas y encapuchadas”.

“Nosotros no teníamos conocimiento de los lugares a donde íbamos", manifestó; y relató que para los oficiales y suboficiales “parecía una cosa normal los operativos”. Según expresó, "toda la gente que ellos detenían iban a parar al crucero 9 de Julio que estaba raleado en el muelle de la base y estaba fuera de servicio”.

“Yo hice guardia en el buque más o menos seis meses”, detalló el ex conscripto; y aseveró que "dentro del buque los detenidos eran llevados a los camarotes, que oficiaban de calabozos".

“Los detenidos no tenían noción de donde estaban, algunos compañeros míos hacían guardia fuera de los camarotes y le preguntaban a dónde estaban, decían que estaban en el mar porque había gaviotas”, expresó.

También comentó que "traían más de 10 personas, 15 ó 20, los subían al buque encapuchados y esposados, había mujeres y hombres”.

Asimismo contó que el buque 9 de Julio "estaba infectado de ratas, nosotros cazábamos ratas con los hilos de cobre de cables de corriente, hacíamos lazos y las cazábamos y las lanzábamos al mar, por supuesto”.

“Cuando los detenidos provocaban disturbios, como decían ellos, los castigaban y no les daban de comer”, dijo.

Sobre el nacimiento de una persona en cautiverio dijo que "hubo un nacimiento mientras yo estuve en el barco, estando de guardia una noche hubo un nacimiento, atendieron a la mujer que tuvo familia y los médicos que la asistieron en el parto se llevaron al bebe y la mujer quedó ahí".

Al ser consultado sobre la Unidad Fiscal sobre abusos o violaciones a mujeres alojadas en el crucero 9 de Julio, el testigo dijo que "mis compañeros decían que era un abuso constante hacia las mujeres de parte de los oficiales y suboficiales".

"Ellos nos decían que no podíamos hablar de lo que habíamos vivido en la base porque estábamos vigilados y era una alta traición a la patria. Según ellos, era la lucha contra el terrorismo", habló sobre las amenazas al abandonar la conscripción.

El Tribunal integrado por los jueces Jorge Ferro, Mario Triputti y Martín Bava reanudó el debate oral y público en el aula Magna de la Universidad Nacional del Sur (UNS), mientras que la causa está caratulada como "Fracassi, Eduardo René y otros por privación ilegal de la libertad agravada, reiterada, aplicación de tormentos reiterada, homicidio agravado reiterado a Aguilar, Guillermo Aníbal y otros (Armada Argentina)".