El profesor Miguel Ángel Porro, de 67 años, convocó a una conferencia de prensa para hacer su descargo sobre el lamentable episodio que le tocó vivir y por el cual estuvo internado tras sufrir una fuerte intoxicación.

El docente, que dictaba a materia "Construcción ciudadana" de un colegio secundario de Villa Ballester, relató que "yo soy diabético e hipertenso. Tomo mucha agua y todas las mañanas cuando voy a la escuela compro una botella en el bar" por "indicación médica".

"Ese día compré una botella y fui a dar clases. La puse en el escritorio y, antes de que terminara la clase, viene un grupo de chicos de otro año a buscar un libro de temas y se lo llevan", indicó y agregó que luego fue hasta la puerta del aula para llamar la atención a otro grupo que estaba en hora libre y "hacían un poco de lío".

"Cuando terminó la clase, salimos y tomé una pastilla para la diabetes, con un sorbo de esa agua. Entonces se me acercó un chico y me dijo que no tome más de mi botellita, porque le habían puesto veneno", explicó Porro. Pero ya era tarde para hora de lamentos: "Cuando miré la botellita, estaba opaca, con pintitas parecidas a algún aceite", aclaró.

El docente contó que el alumno que le advirtió sobre la intoxicación le confesó que "una de mis alumnas me dijo que le había puesto veneno para ratas".

Allí, comenzó a sentir "la boca y la garganta hinchada, con un brote de alergia", por lo que fue trasladado a terapia intensiva, donde le colocaron sueros e inyecciones para que "no se formen coágulos en la sangre".

Asimismo, otra de sus alumnas dijo haber visto a la acusada "abrir la mochila, sacar un frasquito pequeño con líquido blanco y ponerlo en la botella", sostuvo el docente.

Porro indicó que la alumna que lo envenenó es "demasiado personal", necesita la "trascendencia" y no le gusta que la opaquen. "Busca figurar y llamar la atención", aseguró.

Para cerrar, el profesor esclareció todo su dolor y tristeza. "Estoy pensando seriamente en dejar la docencia, porque es como hablar en el desierto", reconoció el docente, poniendo en suspenso su futuro.