En una entrevista con el diario La Voz del Pueblo de Tres Arroyos, el pontífice opinó sobre la noche negra que se vivió en la Bombonera: "Fue una pena. Son esas salvajadas propias de la persona que la pasión lo desborda, y también la prepotencia y la no sociabilidad, la incapacidad de vivir en sociedad. La verdad que es lamentable que en nuestro pueblo existan cosas como las barras bravas, sé que en otros países también existen".

"Es lamentable que en nuestro pueblo existan cosas como las barrabravas”, expresó y aseguró que "acá en Italia también hubo problemas entre barrabravas, que no necesariamente luchan por el club,la mayoría son mercenarios”, consideró.

En ese sentido, cuestionó el cobarde accionar por parte de los agresores: "Son esas salvajadas propias de la persona que la pasión lo desborda, y también la prepotencia y la no sociabilidad, la incapacidad de vivir en sociedad", cuestionó.

A su vez, lamentó el sufrimiento y dolor que debieron padecer los jugadores del equipo de Núñez en la fatídica noche de jueves: "Fue una pena”.

Francisco aprovechó para hacer un paralelismo con su infancia: "Yo viví el tiempo del fútbol amateur, en la campaña del 46 yo tenía 9 años y siempre iba a la tribuna, nunca a la platea. Lo peor que se le decía al árbitro era vendido, infeliz, idiota, y de ahí no subía. O patadura a alguno que no había agarrado bien la pelota, o dormido... No es esa catarata tan colorida de insultos de ahora. Ha cambiado el ambiente y es lamentable".

Por otra parte, el papa Francisco habló de otros temas y reiteró que está a favor de que los padres le den unas "palmadas en el traste" a sus hijos, al recordar una anécdota de su infancia y cuestionó las "contradicciones" que se dan en países que penan a las familias por castigar a los niños, pero tienen leyes que permiten "matar a los chicos" antes de nacer.

"Yo estaba en la preadolescencia, tenía unos 10 u 11 años, y la maestra no recuerdo qué dijo y yo largué un término que no correspondía. Y me escuchó. Cuando salimos al recreo me dijo: 'Eso no se dice, así que te voy a mandar una nota para que venga tu mamá mañana'", recordó el Francisco.

"Mi mamá fue, la maestra salió del aula y me mandaron a llamar. Y mi mamá muy tranquila me comentó: 'Lo que le dijiste a la maestra no se dice, ella trabaja para enseñarte, para hacerte hombre, así que pedile perdón'. Le pedí perdón a la maestra, me dio un beso y me dijo que volviera al aula. Y un poco dije, 'Ya está, la pasé'. Pero ése fue el primer capítulo, el segundo fue cuando llegué a casa. Ahí sí cobré lindo", contó más desde su lugar de Jorge Bergoglio que de Papa Francisco.