Según se pudo saber gracias a la denuncia de un cliente de la despensa, este hombre había sido llevado con la promesa de darle un trabajo pero le secuestraron el DNI y le retenían el sueldo. Además del horno de ladrillos los imputados tenían una despensa y este hombre tenía que comprar ahí todo lo que fuera a consumir y se le iba descontando de su presunto sueldo.

Once años vivió este hombre en condiciones infrahumanas, en un cuarto pequeño, con piso de tierra y sin agua hasta que fue rescatado.