Si bien no se anunciaron decisiones, el tono del documento preliminar fue de una aceptación casi revolucionaria al afirmar que los homosexuales tienen dones que ofrecer a la iglesia, que deberían ser aceptados y que hay aspectos "positivos" en las parejas que conviven sin estar casadas.

Sin embargo, frente a este panorama el sociólogo argentino Fortunato Mallimaci sostuvo a priori que es importante ver "el documento escrito" y no opinar sobre lo que podrían ser "palabras que algunos hacen decir para mostrar tensiones sobre consensos que vienen de larga data en la Iglesia y que creo no van a ser transformados".

Por su parte César Gigliutti, titular de la CHA, manifestó que "si bien es un avance que se esté debatiendo el tema, hay una cuenta pendiente que tiene el Vaticano que en el Catecismo define al homosexual como una desviación de la naturaleza". Y en tal sentido señaló: "Si realmente la actitud es de respeto deberían empezar por el origen que es cómo nos definen a nosotros como personas".