Canadá es el primer país del G20 en legalizar el consumo recreativo, luego de que Uruguay lo hiciera hace poco más de un año atrás. La gran diferencia es que en la campaña de las elecciones en 2015 que llevaron a Justin Trudeau a ser elegido como Primer Ministro, la promesa de desarrollar una industria millonaria y combatir el narcotráfico con la legalización del cannabis está llegando a la realidad.

De acuerdo a la información de la agencia Euronews, el Gobierno de Trudeau prevé ingresos al fisco por 460 millones de euros en apenas los cinco primeros años, partiendo de dos premisas claras como  "mantener el cannabis fuera del alcance de jóvenes y los beneficios lejos de las manos criminales", en palabras de Bill Blair, ministro de Seguridad Fronteriza canadiense.

Según un estudio oficial, 4,9 millones de canadienses se gastaron en el 2017 unos 4400 millones de dólares en cannabis, aunque sólo 570 millones de dólares se emplearon en la compra de marihuana para usos medicinales, una opción corriente en el país. 

Mientras decenas de empresas tienen listo su producto para comenzar a comercializar este miércoles -llevan meses produciendo- incluso los principales supermercados del país manifestaron voluntad en algunas provincias para vender el psicoactivo.

En las últimas semanas, las acciones de compañías como Aurora Cannabis, Cannopy Growth y Tilray alcanzaron la cifra récord de 51.000 millones de dólares.

Aunque la preocupación todavía se centra en el aumento de consumo que sería de un 35% tras su legalización, por lo que cuerpos policiales, empresas de transporte público y miles de compañías están reviendo las normas para trabajadores.